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Electronic Music Argentina

Dinkis – Cervan – DUSH (Polvere)

 

DUSH (Polvere) es el resultado de una profunda conexión artística entre el productor siciliano Dinkis (seudónimo de Gabriele Mineo) y el artista argentino Cervan, publicado por Wout Records. Es más que un simple tema: es un viaje que trasciende fronteras, tanto reales como emocionales. Se adentra en recuerdos, deseos no expresados ​​y momentos suspendidos, capturando esa sensación de estar atrapado entre lo que fue y lo que podría ser.

La inspiración proviene de los pensamientos más íntimos de Dinkis, escritos en italiano en la portada del sencillo como fragmentos de una vida vivida entre el recuerdo y el olvido: «Recuerdo y olvido, todo a la vez, todo al mismo tiempo».

El sonido transmite un movimiento constante, oscilando entre el pasado y el presente, entre espacios vacíos y expectativas silenciosas. «El cuerpo se doblega ante las sacudidas del tiempo, la mente vaga por habitaciones vacías, entre voces que ya no hablan y manos que no he sostenido en mucho tiempo». Es una canción construida sobre contrastes: melancolía y transformación, calidez y frío, ecos suaves y ritmos contundentes.

En el fondo, hay una urgencia silenciosa, una búsqueda de algo inalcanzable. «Amé el veneno con la misma sed con la que ahora busco agua. Dejé que el viento cálido arrullara mi alma, pero ahora anhelo la escarcha, el aliento penetrante, el escalofrío que despierta». La música se eleva, recorriendo capas de emoción, donde el pasado aún persiste, pero ya no define.

Luego, la voz de Cervan se cuela con un verso en español que se suma a la sensación onírica e introspectiva: «Llaves nuevas, mi desorden, (ella) intransitiva, (ella) ostensible». La letra es críptica, pero encaja a la perfección con el fluir hipnótico de la canción, otra capa de sentimiento entretejida en el sonido.

DUSH (Polvere) flota entre la calidez del recuerdo y la frialdad del cambio, entre lo visible y lo oculto. «Las estrellas me observan, la luna me llama, las miradas de desconocidos me rozan, pero sigo buscando en las sombras, en los lugares donde el vacío pesa más que la presencia». Cada elemento de la canción es deliberado, cuidadosamente colocado por Dinkis y Cervan para sumergir al oyente en una experiencia inmersiva, casi cinematográfica.

A medida que la canción se desvanece, deja tras de sí una sensación de suspensión, como contener la respiración un segundo de más. «Una cama deshecha, sábanas en el suelo, tiempo que ya no emite sonido. Solo el sordo golpe del silencio. Solo el polvo, esperando». Y en esa espera, en la quietud, la música sigue viva, susurrando en el aire, lista para ser escuchada de nuevo.